miércoles, 7 de noviembre de 2007

JUECES DEL VACÍO


Qué gran error si ya he alcanzado una sabiduría, una inteligencia o una virtud que me da derecho a juzgar a las otras personas y también a inculparme a mí mismo. ¿Qué clase de verdad es esa que no conduce a la calidez del cariño y el amor?

Más vale entonces volver al principio. Empezar de nuevo cada día es mi tarea.

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